martes, 21 de abril de 2015

Es cuestión de alimentarlo



Rebusco entre los bolsillos antes de meter los pantalones en la lavadora y encuentro un pedacito de tiempo. Lo cojo fuerte, no quiero que se moje y se eche a perder ese bien tan escaso. Es como cuando te encuentras en un pantalón 20 euros olvidados, aunque a mí nunca me ha pasado.
Me dijo que era ego, que el instinto va por delante de uno mismo y que hace tres meses estaba en el otro extremo. En ese momento me doy cuenta de que no me conozco tanto como creo, que las personas de fuera pueden predecir el futuro con unos metros de error. La experiencia se queda en experiencia y las emociones en emociones. Da igual el número de veces, cuando ocurre duele igual.
No se trata de lo que piensas, no se trata de un sueño ni tampoco de una persona. No se trata de la muerte ni de si va a llover o no. Se trata de creer, de tener fe y no ser religioso. De luchar contra ti mismo y hacer del mundo una pequeña canica.
Cambiar el mundo es complicado, pero es más divertido que seguir los principios de los demás.