
Hay situaciones a las que uno por mucho que quiera no se puede habituar. Eso no es bueno ni malo, pero lo erróneo seria caer en el olvido.
Cuento los días para volver a verte y sentir de nuevo esa energía positiva que eclipsa todos mis sentidos. Hay gente que me tacha de loco, pero soy libre de elegir la situación que quiero vivir, y eso me hace feliz. A veces las cosas no se pueden controlar y una fuerza fuera de lo común te envuelve hasta el punto de perder la noción del tiempo.
Pero ¿qué es el tiempo? Algo medible, muy lejos de otras cosas que no se pueden cuantificar. 2 centímetros de altura y 2380 kilómetros me separan de ti. Por lo demás nada me puede separar de ti porque no hay medida para ello.
Quizás viva en un mundo de fantasía, pero yo tengo los pies en la tierra y el tiempo nos pone a cada uno en nuestro sitio en todas las facetas de la vida.
Hay sensaciones fuera de lo común, más allá de lo que puede ser una amistad y que no se puede explicar, hay que sentirlo. Gracias a esto soy como soy.
Tengo la mente en Edimburgo cada dos por tres y pienso ir allí para ver el mejor monumento que jamás pensé encontrar.
Nadie me dijo que fuera fácil, tampoco me dijeron que se podía medir, pero yo te quiero infinito.
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