Y el tiempo se echa encima, todo se acumula y se convierte en una pelota dentro de tu estómago que no te deja respirar. No sólo sirve vomitar, tampoco ir a rezar al baño y menos dormir.
El pasado se hace presente y los sueños hacen recordar sentiemientos que marcan toda una vida haciendote cuestionar si eres feliz o no. Lo mejor es alejarse y trabajar, buscar de nuevo la paz que se perdió, al igual que el día que perdieron el respeto al Rock. Que dolor de corazón y no de estómago.
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