jueves, 31 de enero de 2013
lunes, 28 de enero de 2013
Rockandy.
La lucha continúa en un round avanzado no apto para deportistas de segunda. Golpes y golpes más vaselina que hacen sonar la campana para salir de ese escenario llamado ring. Rápido, cachas o campeón siempre caerá alguna sin que te des cuenta, teniendola que soportar cerrando la boca para no partir los labios que utilizamos para besar.
Y cuando te quieres dar cuenta te encuentras tumbado boca abajo, tripa con suelo y pasando un frio del copón porque no tienes ni manta ni compañía. El estadio está vacío y la reventa dejó de existir, transformando todo en duda, si fue un sueño provocado o una derrota más de tu larga lista.
La carrera sigue.
Ya no somos niños.
jueves, 17 de enero de 2013
Pantalla.
miércoles, 16 de enero de 2013
No bien.
Todo empieza a importar de la misma manera pero con otro prisma. Del mismo modo puedo ver la lluvia fina caer en la estación seca sin trenes y frio. La presunta objetividad se esconde vistiendo unas medias de color negro en el interior de un metro que cierra las puertas con un pitido extridente. No da tiempo a llegar, pero habrá una vez más en esta gran mentira.
Ya eres mayor, y con cita previa te darás cuenta de que no todo el mundo gira sobre ti, que el mundo es grande y tiene su propia órbita.
martes, 8 de enero de 2013
Ciudad.
El dolor aun sigue y ya no se cual es la causa de mis lágrimas. Lo raro es no haber soñado con una piscina, mar u oceano pacifico o atlantico. Sin ganas de comer pero con ganas de vomitar salgo a la calle pequeño, tan pequeño que el mundo parace caerse encima de mi. No distingo las señales de los semaforos ni los pasos de cebra, el metro parece el infierno en el subsuelo y los buenos dias brillan por su ausencia, los vecinos ya no saludan porque no me ven. Hacia tiempo que no me sentia tan insignificante y tan solo, la autocritica ya no funciona y miro a ambos lados. A mi izquierda hay un avion con un destino lleno de incertidumbre y a mi derecha esta ella, pero mira hacia otro lado. Solo me queda mirar a mi ombligo y levantarme la camiseta. Por mas que busco en mi tripa no existe ese ombligo, se lo llevó ella la última vez que hicimos el amor.
Así pués queda continuar por este tramo lleno de piedras y descalzo, recuperar mi ombligo y mirar a la luna para que siempre haya una luz en la oscuridad. Sin espadas ni escudos, una paleta que quema al empuñarla, y me destroza por momentos, y una cazadora coreana.