El dolor aun sigue y ya no se cual es la causa de mis lágrimas. Lo raro es no haber soñado con una piscina, mar u oceano pacifico o atlantico. Sin ganas de comer pero con ganas de vomitar salgo a la calle pequeño, tan pequeño que el mundo parace caerse encima de mi. No distingo las señales de los semaforos ni los pasos de cebra, el metro parece el infierno en el subsuelo y los buenos dias brillan por su ausencia, los vecinos ya no saludan porque no me ven. Hacia tiempo que no me sentia tan insignificante y tan solo, la autocritica ya no funciona y miro a ambos lados. A mi izquierda hay un avion con un destino lleno de incertidumbre y a mi derecha esta ella, pero mira hacia otro lado. Solo me queda mirar a mi ombligo y levantarme la camiseta. Por mas que busco en mi tripa no existe ese ombligo, se lo llevó ella la última vez que hicimos el amor.
Así pués queda continuar por este tramo lleno de piedras y descalzo, recuperar mi ombligo y mirar a la luna para que siempre haya una luz en la oscuridad. Sin espadas ni escudos, una paleta que quema al empuñarla, y me destroza por momentos, y una cazadora coreana.
martes, 8 de enero de 2013
Ciudad.
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