martes, 20 de abril de 2010

Llegando al final.


Lo conseguí, sabía que podía hacerlo y que este fin de semana era el momento adecuado. Por unos instantes volví a ser tortuga ninja al lado de los míos.
Es increíble ver cómo cambian nuestras vidas después de un año y sentir que te alegras de verdad porque todo va a mejor, pero con la misma esencia: nosotros. Da igual que llevemos vidas separadas porque sabemos que el triforce siempre está y que un día giró alrededor de un cetro.
Qué tiempos aquellos. Cuando digo esto es cuando me analizo de la cabeza a los pies y siento que me hago mayor, antes no tenía barba. Lo miras fríamente y ya son casi 22 años de aventuras y vivencias. Cosas que recuerdas más cerca que otras y que distan mucho en el tiempo, creo que eso es por los sentimientos.
Lo que hemos aprendido y los que nos queda por aprender, lo que hemos vivido y lo que nos queda por vivir. Esta vida es un tren con distintas paradas, te bajas en la que más te gusta o en la que toca y cuando uno se cansa o hace su misión puede volver a subir o hacer transbordo. Es un viaje con el mismo destino, la muerte.
Estos días me siento filosófico perdido y escribo frases que me sorprenden a mí mismo. “Recordar sin echar de menos no es echar de más”. No solo has de valorar lo que tienes, sino lo que siempre has tenido.
Cuando te mires al espejo tendrás en frente la razón por la que ser feliz, si no, lo tienes más difícil. “La felicidad esta en uno mismo, no en otra persona”. Grande Ricardo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario