Locura tras locura, soy joven. Esta semana ha sido demasiado diferente a cualquier otra. Malos y buenos presentimientos de un minuto a otro, sin saber qué es lo correcto, que es lo bueno.
Mis pensamientos se contradicen y mi bolsillo también. He conocido la esencia de este lugar. Estoy forzando la máquina al límite, hace tiempo que no voy a ese local a tomarme un buen florero de birra o calimotxo. Se echa de menos.
Pasan los días, lentos y rápidos a la vez, echando una carrera los minutos contra los segundos, no siempre gana el más rápido.
Estoy cambiando, lo sé. Lo que no sé es si es madurez o egoísmo, quizá vallan de la mano. No es el momento, no tengo tiempo de pensar y me muevo por impulsos, soy fácil de liar. Tiene sus cosas buenas, he conocido a alguien impresionante.
No me puedo mover, es un aviso, una advertencia. Puedes ganarlo todo y perderlo en la misma jugada. En ocasiones perder es mejor que ganar, cuanto me queda por aprender, pero no quiero votar. Hacía tiempo que no me notaba tan inestable, pierdo la cordura que casi siempre he tenido.
Algo está pasando dentro y fuera de mí. He de restaurarme. No sé la solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario