miércoles, 29 de mayo de 2013

Roto.

-¿Hasta que cierto punto es bueno la envidia sana?
- Puede destrozarte silenciosamente como lo hace un cancer de pulmón o un amor ciego. La diferencia entre ambos es que el cancer lo puede curar un médico y en el mal de amores tú eres el médico, la experiencia da igual. No importan los estudios y las largas carreras, los años de estudio infernales mientras tus amigos salen y viven o simplemente un bistec de ternera para comer. Da igual.
- ¿Y cómo afrontamos esos pequeños baches de la existencia, maestro?
- Yo prefiero llamarlos turbulencias porque la vida es un vuelo. Un vuelo largo con rumbo variable y a veces sin motor. Sólo te digo que merece la pena abrir la ventanilla de tu avión y sacar la mano para acariciar el aire, sentir que estás volando, tocar que estás viviendo.
- ¿Pero si abro la ventanilla en pleno vuelo no me axfisio?
- Eso depende de las ganas que tengas de sentirte vivo. Aun te queda mucho por crecer y, sobre todo, aprender. ¿Ves ese botón rojo que tienes debajo de tu asiento?
- No. ¿Dónde está?.
- Pocos saben que existe. Ese boton es "el botón de la felicidad". No necesitas autorización para pulsarlo, pero ten cuidado. Si lo pulsas corres el riesgo de que los demás te envidien por hacerlo.
- Pero, ¿por qué no lo pulsan ellos?
- Seamos claros. No tienen huevos.

viernes, 10 de mayo de 2013

Mayo.

No encuentro la paz. Vivo en guerra conmigo mismo. Una voz dentro de mi dice que me lo crea, que de verdad valgo para llevar a cabo esto, pero no me dice si merece la pena o no la merece. Hay que llegar al final para saberlo, pero el camino esta lleno de arena de playa y rosales con espinas tan afiladas como las palabras de un político. A lo mejor si me quito las gafas todo se ve de otro color, seguramente que más claro y menos oscuro.
Mi victoria esta presente cada día al otro lado de esta estafa de tecnología, pero subir al podio de la vida ajena no me va a satisfacer plenamente, mis metas son diferentes. Eso no quiere decir que no me levante cada día agradecido a la vida pero no a Dios, no existe y lo sabes aunque te empeñes en rezarle.
La suerte siempre estará ahi para salir a buscarla, nadie lo hara por ti porque se la quedaria en este mundo egoista.
Que comience el juego.