miércoles, 29 de mayo de 2013

Roto.

-¿Hasta que cierto punto es bueno la envidia sana?
- Puede destrozarte silenciosamente como lo hace un cancer de pulmón o un amor ciego. La diferencia entre ambos es que el cancer lo puede curar un médico y en el mal de amores tú eres el médico, la experiencia da igual. No importan los estudios y las largas carreras, los años de estudio infernales mientras tus amigos salen y viven o simplemente un bistec de ternera para comer. Da igual.
- ¿Y cómo afrontamos esos pequeños baches de la existencia, maestro?
- Yo prefiero llamarlos turbulencias porque la vida es un vuelo. Un vuelo largo con rumbo variable y a veces sin motor. Sólo te digo que merece la pena abrir la ventanilla de tu avión y sacar la mano para acariciar el aire, sentir que estás volando, tocar que estás viviendo.
- ¿Pero si abro la ventanilla en pleno vuelo no me axfisio?
- Eso depende de las ganas que tengas de sentirte vivo. Aun te queda mucho por crecer y, sobre todo, aprender. ¿Ves ese botón rojo que tienes debajo de tu asiento?
- No. ¿Dónde está?.
- Pocos saben que existe. Ese boton es "el botón de la felicidad". No necesitas autorización para pulsarlo, pero ten cuidado. Si lo pulsas corres el riesgo de que los demás te envidien por hacerlo.
- Pero, ¿por qué no lo pulsan ellos?
- Seamos claros. No tienen huevos.

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