Hoy es uno de esos días en lo que te cuestionas todo. Cualquier gesto, o no gesto, te sienta mal y comienzas a dudar. No se si es porque es Miércoles o que realmente me falta algo, sinceramente no creo que me sobre.
Comienza la rutina salvada por los fines de semana, según cómo lo montes así irán los Martes y los Miércoles. Al Jueves aún no he llegado y el Viernes, seúgn cómo se mire, forma parte del porrito de marihuana.
Se me acabaron los minutos cuando más necesito hablar, echando de menos las llamadas a la salida del trabajo o de la universidad. Esa universidad que me oprime por dentro y me hace esclavo de su constancia y saber, pero en el fondo no aprendes nada, no sé nada.
Atrás quedan las personas positivas de las que me rodeaba. Esas que me contagian su sonrisa con tan solo mirarme, escribirme o saber que son felices. Malos tiempos en un año marcado por el número de la mala surte, el cual no lo olvidaremos jamás en nuestras pequeñas y cortas vidas.
Creo que necesitamos bailar todos juntos, recordar lo grandes que fuimos y contagiarnos de nuestras ilusiones, alegrarnos por el prójimo y convertirlo en nuestro impulso para ver que la vida como se merece.
Cada año que pasa se hace más corto, las responsabilidades aumentan, pero lo que nunca debe disminuir son las ganas de soñar, y más en tiempos difíciles.
Dejemos de soñar en silencio.
Dejemos de perder la inocencia.
Dejemos de dejar.
Dejemos de.
No hay comentarios:
Publicar un comentario