viernes, 15 de noviembre de 2013

La polla.

La niebla, cargada y espesa, desciende por la montaña hasta un valle que no es encantado. Ahora cuesta respirar en la falda de la montaña y los pueblerinos del valle buscan aire puro en la cima de su particular relieve.
El camino hasta la cumbre no es fácil, en él se encuentran multitud de obstáculos como el frío, la vegetación, animales salvajes y uno mismo. Las preguntas a cada paso se hacen más rotundas, nada banal de lo que se pueda escapar con un simple clic en el ratón de un ordenador. La música no se escucha a esas alturas y retroceder puede ser una opción más peligrosa que el silencio, pero no todo es tan oscuro y peligroso como lo narran, hay una respuesta. Tú.
Tú decides si vivir o morir, si subir o bajar, si ganar o perder.
De ti depende todo, la cumbre, tus pasos, el camino.
Todo se desvanece para las personas que confían sus fuerzas a alguien. Aquí la respuesta falla, ya que esas son las personas que más felices pueden ser.
Yo, pueblerino y tozudo, me encuentro en un lugar sin respuesta ahogado por los recuerdos y preso de mi estupidez sin saber afrontar lo que tanto platico.
Ya no quiero ser yo.

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