Todo el verano sin escribir y ahora llueve.
La gente encoje los hombros al andar, refujiando sus ideas entre sus hombros para que no se mojen. Todos sabemos que la pólvora mojada no prende, pero no explota.
Charcos profundos llenos de verano en un octubre temprano. Cazadoras, paraguas y botas impermeables pasean por las calles susurrando invierno. Todo queda atrás.
Ahora toca recolectar como las hormigas más trabajadoras, echando un pulso al calendario y sin esperar que la nube pase de largo.
Si queréis un consejo, poneos bañador.
martes, 14 de octubre de 2014
Llueven
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