Eran las siete de la mañana, el sol salía y volvíamos a casa.
Madrid Río se rendia al amanecer y nosotros caminábamos entre sus jardines.
Cincuenta metros más alante encontramos un parque de columpios.
Jugamos a ser niños hasta que las lágrimas de nuestras risas dijeron basta.
Madrid Río se rendia al amanecer y nosotros caminábamos entre sus jardines.
Cincuenta metros más alante encontramos un parque de columpios.
Jugamos a ser niños hasta que las lágrimas de nuestras risas dijeron basta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario