Me siento engañado. Veo la televisión y me doy cuenta que en clase no nos enseñan de política. La política se aprende por uno mismo, y yo ya no se que aprender porque no aprendo nada.
Cada día que pasa estoy más harto de la sociedad en la que vivo y las barbas abundan por pereza al esfuerzo sin recompensa. Es increíble el rol que tiene el asunto, en el fondo yo solito me he metido en este embolado.
Demasiado inteligentes y también listos. Es lo que tiene unos buenos estudios de postgrado, pero yo no. Resistiré a las compañías que se empeñan que el “rock&roll” no siga, no cambiare la cara ni la actitud.
Ellos no tienen la culpa de lo que sucede en el exterior y repercute en el interior. Las fuerzas y el interés escasean y voy ganando peso para caer al vacío de la manera más rápida posible. Solo me reconforta una canción al día en esa emisora que empiezo a odiar 24 horas al día por escucharla sin querer durante mi jornada laboral no remunerada.
Respira hondo, coge aire y escucha tu corazón, solo él puede calmarte en la tempestad.
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