miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cascos rotos.

Con sólo un oído, pero con unas gafas verdes que ocultan unos ojos del mismo color. Parece que caimos en un agujero tan oscuro que no podíamos ver el final. Fue suerte rebotar en una cama elástica al tocar el fondo. Ahora podemos rozar las nubes y rematar de cabeza los aviones.
Da la sensación que esto acaba de comenzar, pero no nos engañemos a nosotros mismos, nunca terminó.
Seseguiremos tropezando, perdiendo el equilibrio y cayendo. Nos volveremos a levantar con ayuda o sin ella y continuaremos siendo los reyes porque no perderemos nuestra corona. Tampoco perderemos las gafas, sólo la razón.
Hasta el infinito y mucha música.

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