Se abrazaron en el andén.
Radiaban felicidad y tristeza a la vez, y Atocha enmudeció.
Ella iba camino al aeropuerto en el tren de las nueve.
Él se quedaba en Madrid otra vez más.
Al llegar a casa sintieron un gran vacío. Vuelta a la realidad como dirían muchos.
Ya no se si eran fuertes o estúpidos, pero sin conocerlos de nada sus sonrisas merecian la pena.
Radiaban felicidad y tristeza a la vez, y Atocha enmudeció.
Ella iba camino al aeropuerto en el tren de las nueve.
Él se quedaba en Madrid otra vez más.
Al llegar a casa sintieron un gran vacío. Vuelta a la realidad como dirían muchos.
Ya no se si eran fuertes o estúpidos, pero sin conocerlos de nada sus sonrisas merecian la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario