Y tú.
Tú no tienes rival.
Tu sonrisa, tu forma de andar, tu mirada, no tienes rival.
Esa manera de existir, tu habilidad para crear un continente de la nada, tu mundo, sigues sin tener rival.
Quizá, y tras mucho pensar, llego a la conclusión que tu único límite eres tú.
Sin rival, eres tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario