Y sí, me encanta escribir, vomitar mi alma en un papel, aunque sea de fumar.
Nunca se me dio bien contar sin los dedos, pero seré licenciado cuando menos
te lo esperes.
Me gusta andar chulesco demostrando que soy gato, es lo más. Balancearme de
lado a lado burlándome de mi mismo.
Gorra para atrás since 1988, absténgase la copia barata que se ha puesto de
moda.
Media sonrisa para que interpretes lo que quieras, beso al aire y guiño de
ojo para que no te equivoques.
Protagonista en historias de fondo blanco para ponerle color. Firma de tinta
con peso de oro, cero plagios.
Pijo humilde, gafas molonas y colonia hipnotizante.
Humor, mucho humor, y si es del malo mejor.
Color verde, amigo de mis ídolos y enemigo de mi cavernícola.
Viajante de metro, ciudadano que utiliza las papeleras públicas y lucha por
ahorrar agua.
Catador de cerveza, de miradas y amante de la buena música.
Festivalero, poco ahorrador y sin cuentas pendientes.
Nostálgico y creativo, sorprendentemente versatil apuntando hacia la meta
con una brújula sin norte.
Soñador profesional, atlético y cholista, partido a partido la vida se lleva
mejor.
Detallista, amante sin contrario, cero enemigos.
Niño en mis ratos libres, friki por vocación y campeón de corazón.
El puto amo por apellido, defendiéndolo con el 22 a la espalda en cada
partido.
Cómplice de la verdad, nunca pase la varicela.
Sin banderas ni dioses, ateo desde mi bautizo.
Lorencista y Simonccellico, con perdigona hasta el final dándole gas en las
curvas.
Bailo saltando, tatuado por dentro, voy al gimnasio y no hago fotos al
espejo.
Así soy yo.
Y por cierto, la gente guapa viaja en metro.
